Miércoles de meteoroide hecho cenizas



Por Pablo Lonnie Pacheco Railey
Instructor de astronomía


Esta madrugada, a las 3:46 AM, se observó sobre el valle de México un fenómeno espectacular

No se vio un asteroide, ni un meteorito. Tampoco fue el cometa. Fue un bólido.

En su movimiento alrededor del Sol, la Tierra se desplaza a cerca de 30 km/segundo barriendo un espacio que no está del todo vacío. En su camino se cruzan partículas dejadas atrás por cometas y asteroides, cuerpos del Sistema Solar, es decir, que también orbitan al Sol.

Los cometas contienen mucho hielo y polvo, y típicamente proceden de los confines lejanos del Sistema Solar. 

Los asteroides son rocosos y metálicos, y son más abundantes por dentro de la órbita de Júpiter.

Estas partículas que tienen el potencial de cruzarse con la Tierra se llaman meteoroides.

Se estima que cada día impactan a la Tierra entre 40 y 50 toneladas de meteoroides. La mayoría de los meteoroides son granos de arena muy pequeños y al interactuar con las capas altas de la atmósfera, dibujan estelas luminosas muy breves que llamamos meteoros. Muchos meteoros se encienden desde gran altura, los más altos entre 120 y 150 km sobre el nivel del mar y generalmente se apagan antes de llegar a los 60 km de altura.

Con relación a la Tierra, estos meteoroides se desplazan a una velocidad de entre 10 y 75 km/s. A esas velocidades, el impacto con el aire genera una resistencia como si el meteoroide hubiera golpeado contra un sólido y se frena bruscamente.

El paso del meteoroide y su choque con las capas de la atmósfera arranca electrones, y la interacción de estos electrones libres excita el aire y lo vuelve luminoso. Lo que vemos es aire ionizado. Un ejemplo es como el neón de los anuncios luminosos, que brilla cuando es sometido a un flujo eléctrico. Igual aquí: el nitrógeno y oxígeno de la atmósfera terrestre que se ioniza y se vuelve luminoso por un instante. Otro ejemplo de aire ionizado, son las auroras.

Al ver la estela luminosa NO estamos viendo un “meteorito”: a la distancia que se produce y con un tamaño tan pequeño, es imposible que veamos la partícula encendida. Reitero: lo que estamos viendo es un rastro de aire atmosférico excitado, que rápidamente se estabiliza y se apaga.

Se llama meteorito al fragmento que ha sobrevivido hasta su impacto en la superficie del planeta, si bien la mayoría terminan perdiéndose en el mar.

Los meteoros liberan mucha energía en el breve proceso y los meteoroides generalmente se terminan por pulverizar completamente, quedando solo humo, reducidos a cenizas sutiles, cuyas partículas quedan suspendidas en el aire. Es común que los meteoros se apaguen por encima de los 40 km de altura. Por otro lado, cuando las partículas son más grandes o se desplazan a mayor velocidad, llevan más inercia y pueden interactuar con la atmósfera penetrando más profundamente. El meteoro resultante es mucho más grande, largo y brillante, superando el brillo de todas las estrellas y tan brillante o más que Venus, el lucero de la mañana. Es entonces que el fenómeno recibe el nombre de bólido.

Si algún fragmento del meteoroide ha sobrevivido, sin destruirse, hasta los 15 o 20 km de altura, su velocidad se habrá reducido muchísimo, a menos de 3 o 4 km/s y a esa velocidad el meteoroide ya no puede excitar más la atmósfera y entonces, en el resto de la caída, reduce aún más su velocidad y empieza a disipar su calor en el aire, enfriándose

La percepción de que los “meteoritos” llegan hasta el suelo envueltos en una bola de fuego es típica de las películas de fantasía y no corresponde con la realidad. El impacto en la superficie de la Tierra acontece a una velocidad de alrededor de 300 km/hora. Esto es menos de 0.1 km/s, de manera que, si bien puede romper un vidrio o abrir un hueco en el tejado, ya no transporta energía suficiente como para producir un cráter.

Solo los fragmentos de asteroide o cometa que posean un diámetro mayor a 30 metros tienen el potencial de llegar intactos hasta el suelo y estallar, produciendo un cráter, pero en la historia reciente aún no hemos visto algo similar.

El fragmento responsable del evento de esta madrugada tal vez no haya llegado siquiera a medir un metro.

En aquellas raras ocasiones cuando se ha podido recuperar un meteorito justo después de haber impactado el suelo, éstos no queman, ni están calientes. Se recomienda no contaminarlos, tocándolos, y lo ideal es introducirlos en un frasco de vidrio esterilizado, ya que son muestras valiosas para el especialista, pues contienen información de la historia del Sistema Solar. Un meteorito es algo así como un fósil, un remanente antiguo de la formación de nuestro sistema planetario.

Tras el evento observado la madrugada del miércoles 16 de abril no se puede descartar que hayan sobrevivido varios meteoritos pero aún es muy pronto para establecer el punto probable donde se hayan distribuido. Si se tienen suficientes registros en video mostrando los puntos y momentos en el que el bólido se encendió, estalló y se apagó, es posible determinar una trayectoria muy precisa, determinar a qué altura sucedieron estos eventos, el origen del meteoroide y establecer una probable zona de impacto conocida como “óvalo de distribución”.

Tengo la certeza que el meteoroide responsable de este evento dejó meteoritos ¿Por qué? Porque además del espectáculo visual, se escuchó como un trueno y se percibió una sacudida. Este temblor no fue causado por el golpe del meteorito en el suelo, sino que el estallido sucedió ya tan cerca de la superficie, que el aire ya estaba lo suficientemente denso para ser capaz de transmitir sonido: el golpe del meteoroide en las capas más densas de la atmósfera lo hizo estallar y se produjo una onda de choque en el aire similar a la de los truenos en una tormenta eléctrica. Siendo así, si se mide el tiempo que transcurre entre el estallido visual y el sonido que retumbó, se puede estimar a qué distancia estaba cuando estalló.

Aquellos que tuvieron la fortuna de presenciar el evento, difícilmente podrán encontrar un fragmento cerca, pues luego de haberse apagado el bólido, el fragmento remanente habrá viajado decenas de kilómetros antes de tocar suelo, muy lejos de donde la mayoría lo vio.

Si algún testigo percibió un sonido similar a un zumbido suave simultáneamente al paso del bólido, entonces se trató de un sonido electrofónico. Este fenómeno sucede cuando el bólido produce ondas de radio de muy baja frecuencia capaces de poner a vibrar ciertos materiales en nuestro entorno inmediato como papel, cabello, pasto seco, etc. La percepción de sonido es simultánea porque las ondas de radio viajan a la velocidad de la luz.

¡Qué suertudos los que lo vieron, lo escucharon y lo sintieron!

Saludos y cielos despejados


La imagen que acompaña a este artículo es artística.

El autor es Doctor H.C. por su contribución a la divulgación de la ciencia; socio desde 1988 y fue miembro honorario de la extinta Sociedad Astronómica del Planetario Alfa, es vicepresidente de la Sociedad Astronómica de Quintana Roo. Es director de ASTRONOMOS. ORG, (astronomos.mx) y presentador de "Cielos Despejados" en YouTube. Puedes reproducir este artículo libremente de manera total o parcial, siempre que se de crédito al autor y se indiquen su correo electrónico: pablolonnie@yahoo.com.mx . Si detectas un error, favor de enviar correcciones y sugerencias a estos mismos.

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